Pienso en expresiones como "hacer", "querer", "deber", "poder". Básicas, no podríamos hilvanar un párrafo sin estos verbos.
Cuando decimos "si querés algo, hacelo", quizás se nos pasa por la cabeza que para el otro (o para uno, somos muy duros con nosotros mismos) es tan fácil (naturalmente) hacer lo que queremos hacer -sí señor, señora, es ironía... gran regalo de la retórica- que olvidamos algunos supuestos implícitos que son, más bien, inconscientes (¡gracias a Freud!).
¿Por qué tenemos que hacer todo lo que queremos? Digo, primero necesitamos determinar qué es lo que queremos, lo que realmente queremos. El problema con el verbo "querer" es que a veces está en lugar de "deber". ¿Queremos lo que queremos, o es otra cosa? Esa es la dificultad con hacer lo que queremos: no terminamos de saber si es lo que anhelamos o lo que se nos impone como deseo.
Entonces terminamos haciendo lo que "debemos", pero el deber es siempre irreflexivo, por eso es deber. Y ni hablar cuando ese "tener que" se mete en los sentimientos, como si hubiera una correspondencia "legislativa" entre causa y efecto.
Pero somos humanos, y nos sentimos como nos sentimos. ¿Es eso lo que debe ser? Hay que preguntárselo a la culpa, que es el indicador por excelencia de la contradicción entre el deber y el síntoma de nuestro deseo.
NOTA: Sé que más de un psicoanalista me va a querer arrancar la cabeza. Jódanse.
Pero somos humanos, y nos sentimos como nos sentimos. ¿Es eso lo que debe ser? Hay que preguntárselo a la culpa, que es el indicador por excelencia de la contradicción entre el deber y el síntoma de nuestro deseo.
NOTA: Sé que más de un psicoanalista me va a querer arrancar la cabeza. Jódanse.