jueves, 1 de noviembre de 2007

Exiles

"Father? I am your son. That is only a kitten. Why do you abandon me to chase after it?"
"When you were alive, you were all my joy. Now you are dead. I see you only in my dreams. And when I awake my pillow is wet with tears. The kitten is living, and it needs my help."

(Neil Gaiman - "The Sandman")

viernes, 19 de octubre de 2007

Risa


Existe la teoría que la risa es de por sí sanadora. Hoy tuve mucho de eso, creo que mi cara se contrajó y se expandió más veces de lo que se quedó quieta. Me hace sentir más liviano, con sólo un espasmo que surge como una carcajada, de esas que no podemos parar.

Voy a bajar a la plaza, el día está lindo como para encerrarse.


Y a ver cuánta risa puedo contagiarme en el camino.

jueves, 18 de octubre de 2007

Ruido

Si bien el último fin de semana largo fue bastante depresivo, pude encontrar dos personas que me permitieron sacar un poco la cabeza de mis quilombos reales e inventados. Estuvimos recorriendo todo el ruido de Palermo, pasando por la infinidad de personas rodeando el jardín japonés y otros sitios que parecen olvidados incluso en nuestros momentos de mayor tiempo libre. En todos lados se escucha un crisol de lenguas que se pierden entre los bosques y los espacios urbanos.
Caminar hace bien, definitivamente. Acompañado da la oportunidad de charlar y recorrer de formas diferentes los mismos lugares. Escaparse de los mosquitos es un arte que todavía hay que aprender a manejar, pero es importante restarle dramatismo a estas situaciones, para que uno pueda disfrutar de este paisaje desigual, figurativa y literalmente hablando.
Gracias por la oportunidad de este paseo, y por sacarme aunque sea por unas horas de la complejidad autoimpuesta de mi vida. Gracias y hasta pronto.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Metamorfosis

Antes de abrir los ojos ya sentía un sabor raro en mi boca, en mi piel. Luego de un momento me di cuenta que no podía respirar, y con mis manos escarbé hacia arriba, hasta encontrar la superficie. Sorprendentemente, no me fue difícil llegar a la superficie, como si nuevas fuerzas se hubiesen instalado en mi luego de un largo descanso. Después de unos segundos abrí los ojos, para encontrarme con la figura de una mujer. Sus ojos penetrantes observaban maliciosamente, y una sonrisa insana se dibujaba en su rostro, en el momento preciso en que comencé a sentir que me ahogaba. "No intentes respirar, ya no lo necesitas" exclamó entre risas aquella criatura, de piel extremadamente blanca. "¿Te gustan los jazmines? Yo planto jazmines, pero siempre mueren... todo lo que pongo en la tierra se muere" exclamó con voz melancólica. De pronto, sentí una furia arrolladora, y una sensación de hambre se apoderó de mi. Mis dientes me dolían, y la tierra ya no tenía sabor. Ella acercó a un niño, tal vez de unos diez años, que tenía sujeto por el cuello. La criatura lloraba por su madre, y eso me produjo una extraña satisfacción. Aquella mujer que me recibió me dijo "ya sabes lo que hay que hacer". Con una sola mirada al crío implorante, bajé bruscamente mi cabeza y mis dientes se hundieron en su cuello.
El dulce sabor de su sangre pasando por mis labios me hizo sentir completamente en paz. Aquella bebida resultó ser uno de los más preciados tesoros que jamás había tocado, pero duró poco. Al pasar unos cuantos minutos, cayó muerto como una marioneta. Comprendí entonces que aquella mujer guiaría mis pasos a través de los días. Entendí que la amaría con locura, incluso cuando ese sentimiento estaba negado a los de mi clase. Levanté mi vista, pateé al cadáver con cara de susto, y tomé su brazo. “Voy a llamarte Jean-Pierre. Y yo, Andrómeda”. Abrió entonces la puerta y salimos hacia la noche expectante.