"No es bueno que el hombre esté solo" rezan los textos religiosos; y la frase pasa a ser un cánon de la vida misma. Incluso hoy en día, a pesar de los pseudo permisos hacia los excesos de la sociedad, se mantiene implícita la ley.
Hay seres (muchos de ellos pululan la vida cotidiana de, entre algunos, la mía y la tuya) que entrañan las bondades del vínculo al que confunden con el sentimiento mismo. Se vuelven adictos a él, necesitan teñir sus vidas y sus aromas de relaciones inmediatas y casuales con un sentimiento que se siente hasta altruista. Y el ensueño puede continuar, claro... al menos hasta que el inevitable aburrimiento se haga corpóreo.
No es fácil salir del círculo. Es necesario tomarnos el tiempo de construir nuestras crisálidas y conocernos a nosotros mismos. Mirar hacia adentro, sacar las cosas que quieren (y deben) salir. Ser libres al fin, manejar nuestro futuro. Y abrir los sentidos, y no buscar aromas a perfumes berretas, sino encontrar una fragancia genuina.
1 comentario:
Te dije, me ecanta. Te lo dije, me encanta que lo empices a encarar ordenadamente!
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