viernes, 27 de mayo de 2016

Engrupidos

Sobre el "te hicieron creer" de González Fraga:

1. Primero y principal, no te hicieron creer nada. Vos podías hacer todo lo que ahora te dicen que no podías hacer.

2. Se desprende de eso que la frase "te hicieron creer" que hay dos situaciones: una falsa (cualquier apropiación neoliberal de la expresión "falsa conciencia" es pura coincidencia) y una verdadera, o natural. Ahora, la idea de "te hicieron creer" implica que esa situación era de fantasía y no estaba dentro de lo natural.

3. Eso nos lleva a la pregunta sobre qué es entonces "lo natural". Si "te hicieron creer" que podías, lo natural es que no puedas. Es decir, se te está dando una explicación naturalista del orden social: "lo natural" es que un sector de la sociedad pequeño acceda y la gran mayoría no pueda acceder. Eso se presenta como "la realidad".

4. Se concluye entonces que se trata de una clara operatoria ideológica en pos de imponer un concepto de "lo natural" o "lo falso". La frase tiene su correlato político en medidas que benefician a los que más tienen mientras que perjudican a los menos afortunados. Total, "lo natural" es que estos últimos estén mal y "por debajo".

5. Es claro que, más allá de cualquier sanata que se pueda decir sobre "lo que dejaron", el ajuste sobre tu bolsillo no es consecuencia de nada del pasado, sino una decisión política del gobierno presente. Esto es así porque la operatoria ideológica que describí antes, que impregna el lenguaje (ojo con el lenguaje, no tiene nada de inocente, es en donde se mueve la cuestión ideológica, por más que te lo quieran lavar), subsume la política a ciertos intereses de clase. En este caso, a una clase que tiene el poder de imponer, a través de medios o de otras formas propagandísticas, sus intereses de clases. Más que nunca queda en evidencia el mecanismo que explica Marx cuando dice que la ideología dominante es la ideología de la clase dominante.

jueves, 24 de marzo de 2016

Nunca Más

En unas horas más yo voy a estar en el aeropuerto y volando a mis vacaciones. Pero antes de irme, quisiera dejarles una reflexión.
Hoy, 24 de marzo, se cumplen 40 años del golpe de estado que impuso en el poder a la Dictadora Cívico-Eclesiástico-Militar que, a costa de terrorismo de Estado, el mismo Estado que debería protegernos y que hizo desaparecer a 30 mil personas, se forzó un sistema económico que puso a nuestro pueblo de rodillas.
Hoy, como pueblo, es nuestro deber recordar, y gritar NUNCA MÁS. Sigue siendo nuestro deber, porque mientras la Dictadura ya no está gobernando, hoy todavía nos quieren de poner de rodillas frente a otras naciones más poderosas. Hoy todavía existen los desaparecidos en democracia. Hoy todavía siguen desaparecidas miles de mujeres, forzadas a la prostitución, porque el machismo, bien metido en el tejido social, considera que las mujeres son plausibles de ser esclavas. Hoy todavía muchas siguen siendo torturadas por sus propias familias. Hoy todavía la esperanza promedio de vida de una persona trans es de 35 años, gracias a la complicidad del Estado y de la sociedad toda. Hoy todavía se siguen golpeando y matando personas por su orientación sexual. Hoy todavía siguen desaparecidos Luciano Arruga y Julio López. Hoy todavía siguen asesinando a Diana Sacayan. Hoy todavía incontables mujeres siguen desangrándose por abortos clandestinos gracias a la potestad machista sobre el cuerpo de la otra.
Hoy, también, yo sumo mi voz y digo NUNCA MÁS. Digo NI UNA MENOS. Digo NI UNX TRAVA MENOS. Hoy, los reclamos están más vivos que nunca.
No estaré para verlos en la Plaza. Pero sepan que estoy ahí. Estén ahí ustedes también.

jueves, 3 de mayo de 2012

X / No-X

Hay épocas en donde el discurso tiende a binarizarse y radicalizarse. Se crea una ilusión en donde hay dos bandos antagónicos, una especie de clásico buenos/malos como nos fue inculcado en los enlatados extranjeros. Esto, por supuesto, no es casualidad: parecería ser una extrapolación de un pensamiento que se cuela en nuestras formas de vida, en donde sólo dos caminos son posibles: discursos únicos y absolutos.

Dentro de esta problemática me interesa tratar el tema de los "anti", en tanto que conjunto definido de forma más o menos regular. La construcción de un conjunto "anti" supone, necesariamente, otro a lo cual el "anti" se opone. Esto plantea un primer obstáculo: ¿cuál de estos dos conjuntos es anterior?

Responder a este interrogante puede parecer sencillo: lógicamente, para que pueda haber una oposición, primero tiene que haber uno anterior que se defina positivamente. Sin embargo, también se da a pensar que un discurso "anti" sea el que configure otro de forma positiva a lo que oponerse. Personalmente, yo tiendo a encontrar más respuestas con la segunda cuestión. Esto se debe a que la construcción de una identidad necesariamente circunscribe, dentro de la dimensión discursiva de lo cual nada escapa, un afuera y un adentro. Es decir, un nosotros y un otro.

Para poder explicar este proceso, se nos es necesario dar cuenta de ciertas definiciones. En principio, definiremos discurso tal como lo entiende Michel Foucault en "El orden del discurso", texto esclarecedor que recomiendo enfáticamente. Foucault entiende al discurso como significaciones producidas que están enmarcadas por procedimientos de exclusión, a saber, la prohibición -la palabra prohibida-, la separación y rechazo -la separación de la locura- y la oposición verdadero/falso -la voluntad de verdad (Foucault, 1970).

Iremos un poco más lejo y haremos uso de la definición de E. Laclau, quien no concibe ningún hecho social por fuera de la práctica discursiva. Partiendo como condición de producción desde Foucault, Althusser y Lacan, entiende como "discurso" una práctica de articulación significante contingente, sin pretensiones de totalidad, toda vez que los sujetos son siempre sujetos en falta, abiertos, del inconsciente. (Laclau y Mouffe, 1987). En el discurso político, esta idea de contingencia permite elaborar el concepto de hegemonía, que para Laclau consiste en la construcción de una cadena significante articulada como un discurso cerrado, suturado, completo. Laclau insiste en que esta sutura es imposible, dado que siempre existe un afuera de este discurso que choca con él en sus límites y forma antagonismos, imposibles, restos. En términos lacanianos, es el contacto con lo Real.

Nos será útil también el concepto de "poder" utilizado por Eliseo Verón, definido como las relaciones que se establecen entre un discurso y sus condiciones sociales de reconocimiento (Verón, 1995). Esto quiere decir que, al rastrear las marcas de un discurso hacia las determinaciones de consumo del mismo, encontraremos una en particular que habla de las condiciones sociales en que este consumo se produce. Es decir, los mecanismos de base del funcionamiento de una sociedad, que se configuran como un condicionamiento para el consumo y la lectura de cualquier texto.

Para terminar de definir un marco teórico estimativo, recordaremos que V. Volóshinov define al signo como ideológico y multiacentuado. La característica de multiacentuación del signo habla de su polisemia. Vinculado con la cuestión ideológica, sabemos que se le puede asignar distintos valores a un signo (¿qué es la ideología sino una valoración?), por lo cual el signo se configura no como la realidad, sino que refleja y refracta otra realidad.

Dicho esto, volvamos al análisis.

Lo "anti" se configura en una matriz de oposición nosotros/ellos (u "otro"). Debe necesariamente construir a un otro positivo para colgarse de su existencia. Por sí mismo, ser "anti" no significa nada, sólo tiene sentido definido negativamente en relación con otra cosa. Es decir, si ese otro es X, el anti no será Y, sino NO-X. Por otro lado, el verbo "ser" marca una esencia ontológica. No es un "pienso", o un "me paro". Es algo que me constituye como sujeto de forma esencial y terminante. Todo lo que soy, siendo "anti", es nada sino oposición a eso sobre lo cual me planteo como "anti".

En principio, está el problema de la definición por lo negativo. Si yo me entiendo como oposición de algo positivo, no me estoy constituyendo como alternativa, sino meramente como oposición. En una relación lógica sería:

X= término positivo.
Y= término alternativo.
-X=término negativo de X

Si soy anti X, entonces soy opuesto a X, o sea -X. Esto no tiene nada de alternativa, sino que la relación que se establece es inversamente especular. Es como el reflejo negativo de X. Sin creación, sin propuesta, sólo una negativa.

Otra cuestión es la que tiene que ver con la ontología esencialista del concepto de "anti". El serlo, además de embeberse en toda instancia de la vida, se perfila como un discurso cerrado, suturado. Todo es motivo de rechazo o queja, y no hay lo que se escape de esa negativa. Pero no hay discurso, y todo es discurso, sino aquel que no está excento de aberturas, restos, contradicciones. Siempre hay antagonismos. Un discurso que crea solamente dos posibilidades (o nosotros, o ellos), sólo se encierra en una lógica binaria que es insostenible en el nivel de la praxis discursiva.

Por otro lado, y ya en el discurso "anti", debo hacer alusión a los elementos racistas que lo constituyen. Parecería que ser "anti" está asociado, en tanto que significante flotante, a un sentido de exclusión, en donde los miembros del "ellos" están descalificados como incultos, ignorantes. Se los considera coopotados porque el antagonismo que se plantea en esta situación es la opción de que "ellos" elijan otra cosa a conciencia y saber, sobre sus propias realidades materiales. El uso del racismo de clase es un argumento, amén de su falsedad, que no es puesto en cuestionamiento, cuando es poco probable que la comunidad "anti" hayan tenido alguna vez contacto con la otra. Esta operación hegemonizante, que construye a un discurso como el único posible, niega la existencia del otro.

Hay una forma de salir de este pensamiento, que se configura como binario, excluyente, exclusivo y acrítico. Esto es:
1) Reconocer que las posiciones no se dividen en un nosotros/ellos, sino que el discurso está abierto, que el nosotros y el ellos se entremezclan, que hay quienes no encajan en las categorías y sin embargo son transversales a ellas. Esto implicaría tomar lo bueno y criticar lo malo. Criticar implicaría una interpelación y un llamado al cambio de conducta.
2) No configurarse en relación al otro por la negativa. Dejar de ser -X y plantearse como Y, como discurso alternativo, sea cual fuere. Tomar aquello que nos sirve, criticar aquello que no.
3) Reconocer la polisemia de ciertos conceptos. Evitar cuestionamientos como "no se ve la realidad". Como está visto, "la realidad" es distinta de acuerdo a la experiencia de cada individuo o grupo social, y cada cual la ve y la percibe a través de sus ojos. Es una realidad no suturada, que permite la incorporación de otros elementos, que es lo que la hace dinámica y contingente, en lugar de ser esencial. Dar cuenta de que un mismo elemento puede ser multiacentuado, valorado desde distintos ángulos y propuestas, es fundamental para una construcción en conjunto.
4) Reconocer que las propias significaciones sobre las cuales nos movemos son ideológicas. Para eso debemos corrernos del sentido común (entendido en términos de Gramsci, a mi criterio la mejor definición del mismo, que implica un razonamiento ilógico, acrítico, amorfo, que responde a los intereses de aquellos que dominan) y empezar a ver de dónde viene lo que decimos, lo que dicen los demás. Criticar aquellas cosas que no nos son compatibles (no está mal, todos tenemos una postura), pero no por eso quedarnos en la queja vacía y en las expresiones de odio que caracterizan a la falta de reflexión. Para ellos también es importante que sepamos cómo opera la dimensión del poder de un discurso al tomarlo como propio, o como objeto de nuestro análisis.
5) Evitar discursos con efecto ideológico, en tanto que se presentan como un único discurso sobre un tema en particular -como es el religioso, el discurso fanático o el discurso "anti"- y poner en relieve las condiciones de producción de ese discurso. La creencia debe construirse desde el pensamiento crítico y reflexivo, y no sobre enunciados vacíos, irrespetuosos, que no aportan, que no construyen y que son una repetición sin pensamiento de un discurso hegemónico, que responden a otros intereses que los de aquellos que lo repiten.

lunes, 30 de enero de 2012

SUBE, inflación, empresas, Estado e ideología

Durante estos días mucho se dijo sobre cuestiones de precio y transporte y, principalmente, sobre el uso compulsivo de la tarjeta SUBE. Hasta el momento mis comentarios se centraron en criticar la queja sin acción, que se mantienen. Sin embargo, hoy vi una imagen que me hizo sentir necesidad de hacer un pequeño análisis discursivo:

Hay una trampa conceptual e ideológica en este razonamiento. Si yo cargo $50, después puedo ver en los visores de información que mi tarjeta contiene $50 para debitar en los molinetes o en las máquinas SUBE de los colectivos y trenes. Cada vez que hago un viaje se debita la cantidad correspondiente. Es decir, yo no estoy prestando nada a nadie, estoy COMPRANDO crédito que luego se utiliza en los viajes. Un post-pago, como las tarjetas usadas en los celulares, básicamente. 

Ese dinero que yo pago a cambio de crédito, en una COMPRA, lo colecta la empresa de transporte o los sitios autorizados para cargar la tarjeta. Eventualmente se cotejarán los viajes hechos con la tarjeta y el dinero recaudado por la empresa y, si hay diferencias, el Estado, que recauda el dinero cargado en las SUBE, le devuelve a la empresa el monto de la diferencia. De esto se desprende, en el caso extremo que todos los pagos vayan a un sitio autorizado externo a las empresas de transporte:

Yo le PAGO al Estado para viajar. Luego, la empresa provee el servicio a cuenta. Finalmente, el Estado da el dinero a la empresa por los viajes utilizados. Esto quiere decir que no es el USUARIO el que "presta" el dinero. De ser el caso en el que la empresa de transporte no recarga las tarjetas, es LA EMPRESA la que provee el servicio a cuenta de la devolución del dinero. Traducido, la empresa presta.

Lo interesante de esta postura es que el usuario o, como comunmente los llaman los mal llamados medios independientes, se identifica con la empresa. Los intereses del usuario serían los intereses de las empresas. Queda clara la matriz ideológica de esta identidad? La ideología dominante es la de las clases dominantes, tal como muestra la "acción del usuario" en defensa de intereses que son de la empresa y que se internalizan como propios.

Otra maniobra sobre la ideología consiste en el borramiento de la misma. Siguiendo este caso, otra de las quejas pasa por el manejo de los datos que la SUBE recopila. Información que, por cierto, fue dada a conocer públicamente por el mismo gobierno. Con lujo de detalles se explicita la información que se recauda, y se pone en duda la necesidad de recaudarlos, aún cuando su uso también fue públicamente justificado.

Hay otras instituciones que recaudan muchísima y muy sensible información de los usuarios, mucho más que el saber qué medios de transporte se usan por día (uf, que terrible estado policíaco que se puede armar con las idas y vueltas en colectivo). Estas instituciones son las financieras, principalmente los bancos. Cada vez que firmamos un recibo de tarjeta de débito, que tenemos todxs lxs que trabajamos en blanco, incluimos nuestro nombre y DNI. Más aún, podemos descubrir con detalles exhaustivos en qué se gasta nuestro dinero, cuáles son los ingresos que tenemos, las fechas de las operaciones, los montos, los lugares, entre otros. 

Necesitamos trabajar. Se nos presenta como una opción, como si pudiéramos decidir si trabajamos o no, aunque sabemos que si no lo hacemos no vivimos. Muchxs no cuentan con servicios financieros por no trabajar en blanco. Muchxs otrxs estamos obligadxs a tenerlos porque es a través de una cuenta bancaria por la que cobramos nuestros salarios, que retiramos a través de cajeros automáticos y utilzamos electrónicamente a través de las tarjetas de débito. En conclusión, decir que nosotrxs elegimos estos productos es mentira.

Ahora bien, parecería que estos usos de la información privada quedan fuera de discusión. Movimientos de información cotidianos, que rastrean prácticamente todas las actividades de nuestro día a día. Personalmente, me parecen mucho menos inofensivos que el rastreo de nuestros viajes diarios.

Muchxs argumentarán que es una violación a las libertades individuales (realmente, ¿violar la libertad? ¿es necesario ir a lo básico y recordarles a lxs argentinxs sin memoria que vivimos períodos en donde las libertades estaban total, completamente violadas?), y justamente este argumento es el que deja en evidencia lo que no se preguntan: ¿DESDE DÓNDE ME HABLAN? Este concepto de "libertad" es el pregonado por el más salvaje liberalismo económico, que reza la libertad de acción de la empresa, mientras se restringe el rol del Estado.

El ejemplo es mucho más claro con la justificación de Clarín con la suba del ABL en la Ciudad: "por la inflación", el gobierno porteño "se vio obligado" a subir el ABL. La operación de ocultamiento es aún más explícita: deja en claro que LA ÚNICA MANERA de indexar los ingresos de la Ciudad a la inflación es aumentando este impuesto, el más desigual, regresivo e indirecto de todos los impuestos no coparticipables. 

En este caso, el gobierno porteño DECIDE aumentar ese impuesto y no otro, o recaudar con una medida alternativa. Clarín presenta este aumento como la única opción. Y es aquí cuando esta operación ideológica se oculta a sí misma, al no preguntarse sencillamente POR QUÉ ES ASÍ Y NO DE OTRA MANERA. ¿Hay otras opciones?

Efectivamente, hay un impuesto recaudado por el gobierno a la Ciudad y no es coparticipable: el impuesto a los ingresos brutos, que grava directamente los ingresos por los actores afectados y, finalmente, termina cobrando más a quien más gana. 

Esta opción deja en claro que la decisión por el ABL se basa en la idea de la libertad de empresa y la igualdad de oportunidades, la gran mentira del liberalismo económico. Tal como se ve, no hay una única respuesta a la salida de la fluctuación de los precios, sino que la elegida es una decisión absolutamente ideológica.

No todo es lo que parece. Es necesario detenerse y buscar los elementos que no son evidentes a la vista. Se requiere un pensamiento crítico, que se pregunte cómo podrían ser distintas las cosas. Y proponer, no quedarnos en una queja irreflexiva que no suma y no acciona.

jueves, 17 de marzo de 2011

Muss es sein?

Pienso en expresiones como "hacer", "querer", "deber", "poder". Básicas, no podríamos hilvanar un párrafo sin estos verbos.

Cuando decimos "si querés algo, hacelo", quizás se nos pasa por la cabeza que para el otro (o para uno, somos muy duros con nosotros mismos) es tan fácil (naturalmente) hacer lo que queremos hacer -sí señor, señora, es ironía... gran regalo de la retórica- que olvidamos algunos supuestos implícitos que son, más bien, inconscientes (¡gracias a Freud!).

¿Por qué tenemos que hacer todo lo que queremos? Digo, primero necesitamos determinar qué es lo que queremos, lo que realmente queremos. El problema con el verbo "querer" es que a veces está en lugar de "deber". ¿Queremos lo que queremos, o es otra cosa? Esa es la dificultad con hacer lo que queremos: no terminamos de saber si es lo que anhelamos o lo que se nos impone como deseo.

Entonces terminamos haciendo lo que "debemos", pero el deber es siempre irreflexivo, por eso es deber. Y ni hablar cuando ese "tener que" se mete en los sentimientos, como si hubiera una correspondencia "legislativa" entre causa y efecto.

Pero somos humanos, y nos sentimos como nos sentimos. ¿Es eso lo que debe ser? Hay que preguntárselo a la culpa, que es el indicador por excelencia de la contradicción entre el deber y el síntoma de nuestro deseo.

NOTA: Sé que más de un psicoanalista me va a querer arrancar la cabeza. Jódanse.

martes, 23 de marzo de 2010

¡Me cojo a tu vieja!

Todos los días de la semana laboral, de lunes a viernes por suerte, me levanto temprano y soy el primero en llegar a la oficina. Organizo mis herramientas de trabajo, me preparo mi desayuno, leo el diario... digo, los e-mails tranquilo, y voy al baño cuando lo necesito. Pero hoy estaba hecho un asco, así que fui al de abajo, con todos los inodoros rotos y las inscripciones de la gente en capacitación. Nada del otro mundo, realmente, pero a esa hora es cuando la cabeza me divaga más, y eso fue lo que pasó cuando vi el cartel que decía "yo me garcho a tu vieja".

Era muy claro que estaba escrito en forma de insulto, como si el hecho de que la madre de uno tenga vida sexual sea algo por lo cual uno deba ofenderse. Tal vez podría ser ofensiva el convertirla en objeto, pero más allá de eso, no veo la complicacióncon que una mujer tenga vida sexual, incluso con un pelotudo que necesita hacer alarde de eso.

El meollo del asunto radica en la manera en que se ve a la mujer desde este punto de vista (si, incluso en una estupidez así puede lograrse el extrañamiento). Y me lleva a preguntarme: cuando el productor de semejante discurso escribió lo que escribió (y no es menos que lo haya hecho en la pared del cuarto-inodoro de un baño de hombres en una empresa multinacional), ¿estaba pensando en una mujer cuando lo hizo? Una pregunta incómoda si el que nos regaló tal frase se defiende con tono airado que no es machista... yo pienso distinto. Es un machista, por supuesto.

Señores, este texto no habla de la mujer, habla de la madre. Para el que nos regala esta representación, la mujer y a la madre van en dos planos separados. Una madre es una madre, y no una mujer. Que es, en última instancia, lo mismo que decir que las mujeres son madres, y no pueden ser mujeres (demás está decir que el concepto de "mujer" que uso es un concepto emancipador y no funcionalista. Tal vez debería usar una mayúscula en alguno de estos sustantivos para diferenciarlos, pero no quiero pecar de idealizador). Una madre teniendo sexo por placer es una idea ofensiva en este esquema de pensamiento: la madre es santa, no mujer. La madre no coge, procrea. Es este esencialismo, la falsa esencia de la mujer que se promulga en esta ideología, lo que mete al machismo bien adentro del sentido común.

La gravedad del discurso no se queda en la producción. Está destinado a enojar. El hombre (no es por entrar en obviedades, pero el enunciatario es definitivamente un hombre. No solamente por estar escrito en un baño de hombres, sino que el "deber" de mantener "la reputación y el buen nombre" de la Madre -y aquí uso la mayúscula tanto como ironía como para graficar esta deshumanización de la mujer- está tradicionalmente apropiado al hombre macho facho camacho, y esta sociedad no es la excepción) al leer esto DEBE enojarse, y defender... ¿qué cosa?

Defender lo que ya está, lo dado, el "orden natural de las cosas". Una defensa que no se queda allí, por supuesto, pero en la aparente inocencia de una frase de baño se esconde la forma de pensar, acrítica y por lo general poco conciente, de gran parte de la población. Y podemos respondernos cómo es que, pasadas las puertas del siglo XXI, haya todavía sectores de la población a los que no se les reconoce igualdad y, en las justificaciones, encontramos, en definitiva, el mismo fundamento de por qué cogerse a tu madre es malo y enoja.

sábado, 30 de enero de 2010

Ruido público

El domingo pasado me encontré, inusualmente, con una actividad copada del Gobierno de la Ciudad (que no son las playas de millones de pesos por sombrillas que en el Once se consiguen por chauchas y palitos), por lo cual moví mi humanidad hasta el Parque Centenario a ver una proyección de cortos animados (que el catálogo titulaba bajo el ciclo "Baficito"). Pasaban unos cuantos cortos Zaramella y otros directores. 

Me sorprendieron muy gratamente los cortos de Zaramella. Sus creaciones de plastilina causaban una mezcla de risa, ternura, tristeza y espanto. Y lo estábamos disfrutando enormemente... al menos hasta que vecinos decidieron armar un culebrón porque la proyección "no era para chicos". Y no, la proyección no era para chicos. El problema pasa porque no estaba programada como una proyección para chicos, de lo cual surgió mi enojo hacia la falta de educación y respeto por la gente que sí quería ver la proyección y no asumió conjeturas, o simplemente leyó el programa, y por la queja hacia una actividad gratuita que, si bien de nuevo demuestra la estupidez del gobierno macrista en asumir que todos los vecinos de la Ciudad tienen educación de colegio privado (y bueno) de Belgrano, hubiera bastado con levantarse e irse sin berrinches y molestar al prójimo. 

Cito textual del programa de actividades: "Presentamos una selección de cortos exhibidos anteriormente en el BAFICI, algunos multipremiados como Viaje a Marte de Juan Pablo Zaramella, realizada con muñecos de plastilina; y otros (perdón por la interrupción, es sólo para aclarar que el error de puntuación no es mío, sino que es textual. Parece que se gasta en propaganda pero no alcanza para correctores) casi secretos como los de Tumbi-Tom, un personaje pergeñado (la palabra culta del día) por una pareja de animadores argentinos residentes en Italia". Obviemos los baches de esta presentación, incluyendo la falta de aclaración hacia el espectador inmerso en el mundo del sentido común que dice que animación "son dibujitos animados, entonces es para chicos", y ayúdenme por favor a entender DÓNDE DICE QUE ESA PROYECCIÓN ES PARA CHICOS. Por qué la gente no lee, o investiga antes?

De hecho, hay un par de palabras clave en el texto que nos pueden ayudar a darnos una idea qué tipo de cine es el que estarán pasando, empezando por BAFICI: 
"El BAFICI nació en 1999, y año a año se consolidó como uno de los festivales de cine más destacados del mundo, con un importante reconocimiento y un lugar de privilegio en la agenda cinematográfica internacional. Es reconocido como vehículo fundamental de promoción para la producción independiente, que aquí puede mostrar los filmes más innovadores, arriesgados y comprometidos.
El festival integra, a través de su amplia programación, diversas expresiones culturales y reúne a directores consagrados y nuevos talentos en un ámbito dinámico." (Fuente: http://www.bafici.gov.ar/home/web/es/bafici/index.html).
Más obvia aún es la referencia al autor que generó la polémica, Zaramella. Bastaba entrar a su página web (http://www.zaramella.com.ar), leer las entrevistas, ver sus cortos (que, a propósito están online y se los recomiendo muchísimo) para darse cuenta hacia dónde apunta el muchacho.

La queja por la queja, que parte de la ignorancia, puede evitarse si, justamente, rompemos con el círculo de la ignorancia y buscamos un poquito qué es lo que se va a ir a ver , leer, escuchar, y sobre todo opinar. Las familias que se quejaron y se llevaron a sus chicos de la proyección están dando el ejemplo del facilismo y la ignorancia a sus propios hijos, traspasando también su pobre conciencia cívica y política (no hay ninguna razón para creer que estas actitudes no se repiten en todos los aspectos de la vida) y, por sobre todo, la falta del espíritu crítico que yo tanto detesto. De nuevo, Violencia Rivas. Me pregunto si en la animación que proyectan hoy pasará lo mismo. Por lo pronto, yo no veo un panorama demasiado optimista.